La pobre niña, descuidada y privada a veces incluso de ropa,
apenas reaccionaba ante el calor y el frío, no tenía suficiente fuerza en las
piernas para caminar con normalidad a causa de estar la mayor parte de su vida
atada a la silla-orinal. Caminaba de forma inhumana. Tampoco su visión era
óptima, Genie estaba encerrada en un cuarto oscuro sin muebles y le costaba
enfocar objetos a cierta distancia. Aprendió a reprimir los pocos sonidos
vocálicos de los que disponía porque era castigada cuando hacía ruido. Fue el
entorno quién fue salvaje con ella y quién la convirtió en un ser antisocial,
de mirada inquietante y profunda que le daba el aspecto de vivir en un limbo no
humano. Su crecimiento fue escaso en todas las áreas, por lo que llegaron a
plantearse si en realidad tenía un retraso cognitivo o todo era fruto de sus
privaciones en la niñez. Yo creo que pudieron ser ambas cosas una vez empezados
los experimentos. Creo que el aislamiento al que fue sometida no permitió su
desarrollo cerebral, así que ella siempre vivió con un cerebro
hipodesarrollado, que claro, puede entenderse como un retraso ‘inducido’. Sus
cuidadores consiguieron que poco a poco tuviese pequeños progresos, aunque su
comportamiento nunca llegó a ser social. Se sonaba en cualquier objeto, cuando
estaba nerviosa orinaba en cualquier sitio donde se encontrase y se masturbaba
excesivamente y en cualquier lugar. Debido a su dificultad para hablar, al
principio de comunicaba con gestos faciales o corporales. Creó su vocabulario
gestual. Más tarde aprendió a usar un vocabulario sencillo y a usar el lenguaje
para referirse al pasado o mentir, aunque con muchísima dificultad fónica, se
supone que por haber tenido el aparato fonador reprimido durante años. Ocurrió
lo inevitable. Genie fue tratada más como un objeto de investigación que como
un ser humano. El caso fue denunciado y Genie tuvo que abandonar el hospital.
Tuvo al menos seis hogares adoptivos, donde en alguno sufrió también maltratos.
Una de sus familias adoptivas le pegaba si vomitaba por no ser capaz de
masticar correctamente, ya que fue alimentada siempre con comida para bebés. A
día de hoy vive en un centro de acogida para personas mayores en Los Ángeles y
ya nadie se interesa por ella, al fin y al cabo, un ser humano al que no le
dejaron serlo.
sábado, 20 de abril de 2013
La historia de Genie. Parte I
En 1970 la adolescente salvaje Genie salía de su
confinamiento durante once años en su propia casa de Los Ángeles. Debido a su
malnutrición, el subdesarrollo de todas sus facultades y la prácticamente
ausencia de lenguaje, Genie fue trasladada a un hospital infatil. De nuevo los
científicos quisieron investigar los límites entre herencia biológica y
cultura, intentando no cometer los mismos errores que Jean Itard con Víctor. El
descubrimiento de Genie fue un hecho social importante, quizás también porque
apareció semanas antes del estreno en Hollywood de ‘El pequeño salvaje’’ de J.F
Truffaut. Genie entonces sólo tenía trece años, y tras un primer balance, la
niña presentaba los siguientes síntomas: subdesarrollo en todas las áreas,
ausencia de lenguaje, malnutrición y evidentes síntomas de maltrato y abandono.
La historia familiar de Genie no fue precisamente fácil. El padre de Genie
odiaba a los niños, y cuando su esposa quedó embarazada intentó estrangularla.
Nació el bebé y el padre de Genie lo encerró en un garaje. A los dos meses y
medio murió de una neumonía. La madre de Genie volvió a quedar embarazada, y
este bebé murió dos días después de nacer. La explicación de sus padres fue que
se tragó sus propios mocos. Tres años más tarde nació otro bebé con problemas
sanguíneos de RH incompatible (proteína presente en los glóbulos rojos. Si la
madre es RH positivo y el feto RH negativo, el sistema inmunitario de la madre
crea anticuerpos contra los glóbulos rojos de su hijo, ya que los detecta como
un cuerpo extraño). Curiosamente el niño sobrevivió y vivió con su abuela los
primeros años de su vida para luego volver a la unidad familiar. A los pocos
años nació por fin Genie, con el mismo problema sanguíneo que su hermano y la
necesidad de una trasfusión nada más
nacer. Además de esto el pediatra le detectó una dislocación de la cadera, por
lo que Genie necesitaría una prótesis para caminar, la cual su padre no le
proporcionó. Antes de los veinte meses de edad, la niña fue encerrada en una
habitación donde durante el día estaba atada a una silla y dormía en una cuna
de noche. No tenía forma alguna de ver la calle desde la habitación y su padre
prohibió las conversaciones en su presencia. Así vivió hasta los trece años y
siete meses. Su madre intentaba pasar tiempo con ella a escondidas pero su
deterioro de la visión hizo que cada vez fuese más complicado. El hermano de
Genie también intentó ocuparse de ella, pero su padre le prohibía las
atenciones y obligaba a su hijo a que la asustara comportándose como un perro
salvaje, enseñando los dientes y ladrando. Su dieta se limitaba a comida para
bebés. En estas precarias condiciones vivió Genie su infancia, hasta que su
madre se atrevió a buscar ayuda y refugio en sus padres. Luego se entrevistó
con la policía y los asistentes sociales
se ocuparon de la custodia de la niña. Ese día el padre de Genie se suicidó,
dejando una nota: ‘El mundo nunca lo entendería’.
viernes, 19 de abril de 2013
''Circuitos reales''
La neotenia es el fenómeno evolutivo
según el cual el niño nace inmaduro, debido a que la pelvis de la mujer se
redujo cuando la especie adquirió la posición bípeda. Esto hace que el niño
nazca débil y con una total dependencia de su madre para sobrevivir durante los
primeros meses de vida. Quizás la neotenia es la causa por la que el niño
necesita un aprendizaje cultural, una especie de ‘aprendizaje complementario’
que no pudo completarse dentro del vientre de la madre, ya que la evolución
alteró características físicas que influyeron en el embarazo. ¿Cómo afecta esto
a nivel cerebral y qué tiene que ver con el lenguaje? Cuando un feto comienza a
formarse, la célula que resulta de la combinación de un óvulo y un
espermatozoide se denomina célula madre. Lo más interesante de estas células y
el motivo de que sean tan deseadas es lo que llamamos ‘especialización’ .Cada
célula madre se especializa según la función que vaya a desarrollar: células
musculares, glóbulos rojos, neuronas, leucocitos… cada una se especializa en su
actividad y se reproducen mediante mitosis. Pero hay un problema. Las células
encargadas de transmitir (que no almacenar) la información no se reproducen.
Las neuronas no se dividen y nacemos con las que tendremos el resto de nuestra
vida (por eso los bebés son un poco cabezones). Este es el motivo por el que debemos cuidarlas e intentar mantenerlas con
nosotros (Alcohol y otras drogas matan nuestras neuronas). Debido a la pérdida
paulatina de neuronas a lo largo de nuestra vida nuestras capacidades mentales
también disminuyen con los años. Pues bien, el doctor Katoma,
especializado en neurología, afirma que en los primeros meses el cerebro del
niño tiene una plasticidad muy superior, y gracias a los estímulos a los que se
expone comienza a desarrollar lo verdaderamente importante: los circuitos
neuronales. El doctor llama a este proceso ‘neurohabilitación’. Los circuitos
neuronales son las conexiones que las neuronas establecen unas con otras (una
neurona puede crear circuitos hasta con 1000 neuronas) y cuantos más circuitos
creemos más capacidad tendrá nuestro cerebro y mejor desarrollaremos nuestras
facultades. El periodo crítico se encuentra en los primeros cuatro años
de vida, cuando el cerebro evoluciona de forma muy superior a como lo hace en
el resto de nuestra vida. Es decir, la privación de estímulos humanos en un
bebé altera la maduración neuropsicológica, porque en esta etapa es cuando las
estructuras nerviosas se encuentran en un período madurativo en el que
continuamente se establecen nuevas conexiones sinápticas (corriente eléctrica o
impulso nervioso por el que se transmite la información entre neuronas) y
cuando tiene lugar la mielinización de las estructuras (lípido que protege y
favorece el impulso nervioso, ya que actúa como aislante de la neurona). Es
decir, que el cerebro del niño se conforma en base a la experiencia externa a
la que se expone. La ausencia en los niños salvajes de los estímulos adecuados
para su inmersión en el mundo humano provocó en su cerebro problemas
fisiológicos que dieron lugar a carencias motoras y cognitivas. Los niños con
trastornos en el desarrollo en general van a presentar conductas
estereotipadas, como es el caso de los niños salvajes, producto de unos
circuitos de trabajo muy limitados dependientes de neuronas subcorticales
primarias, encargadas también de acentuar el hiperdesarrollo del olfato y la
visión en los niños salvajes, como es el caso de Víctor de l'Aveyron. Estos
niños también tendrán problemas de procesamiento de la información sensorial, y
como conforme la edad aumenta la plasticidad del cerebro disminuye, es casi
imposible recuperar determinadas funciones o habilidades como es, en este
caso, el lenguaje.
miércoles, 17 de abril de 2013
Víctor de L'Aveyron
Todos los niños salvajes tienen en común el haber
pasado los primeros años de su vida en estado de aislamiento. Lejos de
la civilización y los estímulos humanos. Andaré con pies de puntillas por este
aspecto, ya que la pregunta que todos los científicos al mando de estos experimentos
se han hecho es la siguiente: ¿La
condición de humanidad es innata o, por el contrario, sólo los humanos
expuestos a la sociedad alcanzan esta condición? ¿Hasta qué punto es el ser
humano un animal cultural? Por supuesto, exponer a un ser humano a estas
condiciones extremas es un delito legal y moral, así que, cuando encontraron al
salvaje llamado posteriormente Víctor a los científicos les tocó ‘la lotería’.
Hay quienes pensaban que estos niños eran retrasados de nacimiento que sus
padres abandonaban en el campo o sordomudos cuyos padres no entendían esta
discapacidad. Esta era una teoría que explicaba el porqué estos niños no
llegaban a desarrollar un lenguaje normal o simplemente porqué no hablaban, hoy
día esta teoría apenas tiene peso y sustancia.
para obedecer por sí mismo a las propias leyes constitutivas
de su organización que lo destinan, sin embargo,
al primer puesto en la escala de los seres, solamente en el
seno de la sociedad puede el hombre acceder al lugar eminente
que le fue señalado en la naturaleza; sin la civilización
jamás podría llegar a situarse sino entre los más débiles
y menos inteligentes animales.
Jean
Itard. 1801. Memoria acerca de los primeros
progresos
de Víctor de L’Aveyron.
Aquí os adjunto el enlace de la película
La crème de la crème
¿Desde cuándo oímos hablar de los niños
salvajes? Ya desde la antigüedad,
griegos y latinos usaron este concepto para dar forma a su mitología y a su
historia. Es curioso que lo que para nosotros hoy resulta un mero objeto de
estudio, en otros tiempos llegaba a tener un papel verdaderamente
importante. Os hablo de las historias de
Zeus y Rómulo y Remo.
Dice la mitología que Zeus fue trasladado desde su
nacimiento a una isla deshabitada donde fue amamantado por la cabra Amaltea y
cuidado por las ninfas del bosque (que representaban el alma del bosque mismo).
Existe una tradición narrativa que atribuye a estos niños salvajes
características especiales por haber sido nutridos con leche de animales
salvajes. La fortaleza y el valor de estas figuras vendrían realzadas por su
carácter híbrido animal y humano, pues se creía que la leche era un fluido
cultural que transmitía la moralidad; en este caso lo que era transmitido era
la fiereza y la animalidad, la fuerza. En el caso de Rómulo y Remo, el haber
sido amamantados por una loba, y el hecho de que la naturaleza azarosa les
acogiera y les salvara la vida, refuerza la creencia de que habían sido
elegidos para una misión (vengar a su abuelo Amulio y quitar del trono de Alba
Longa a Numitor) y salvados por los dioses. Además de esto, como Rómulo y Remo
descienden de Eneas y este de dioses, la raza latina estaba bañada de sangre
divina. En ambos casos, el aislamiento en la niñez de Zeus y Rómulo y Remo les
sirvieron como período preparatorio para adquirir el coraje y la fuerza
necesarias para llevar a cabo las tareas designadas por los dioses y para
conocer de alguna forma el secreto de la naturaleza y con ello su
sabiduría.
Existe otra corriente muy antigua y contraria a la
anterior que piensa que los ‘homines silvatici’ eran especímenes aislados cuyos
pecados les habían conducido a la condición de salvaje, sufriendo una especie
de involución. Vivían en selvas o eran señores de los desiertos, siempre seres
que vivían en lugares aislados donde era casi imposible la civilización. Este
concepto fue cambiando poco a poco con el descubrimiento de América y el
hallazgo de pueblos sumidos en la amoralidad, que poco a poco fueron llevados a
la cultura.
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